Las ideas son el multiplicador de la ejecución. La idea más brillante, sin una buena ejecución, vale $20. Aún la mejor idea necesita una gran ejecución para llegar a valer $20,000,000.
Estas son palabras de Derek Sivers, fundador de la plataforma de música en línea CD Baby, fundada en 1998 y que fue vendida por 22 millones de dólares 10 años después. La idea es clara: el éxito no depende tanto de tener una gran idea, sino de saber ejecutarla.
Aunque esto puede sonar algo trivial, es importante tenerlo en cuanta ya que es una de esas cosas que es más fácil ver en el ojo ajeno que en el nuestro. Todos conocemos a una persona de la que podemos decir “tiene grandes ideas, pero es muy malo ejecutándolas”, pero ¿qué tanta gente hace ese mismo juicio sobre sí misma? ¿Qué tanta gente se la hace sobre su negocio?
¿Qué es eso de ejecutar exitosamente?
La idea central es que en todo momento hay una infinidad de caminos por los cuales andar, pero solo uno de ellos es el mejor camino. En los negocios es igual: digamos que tienes un pequeño negocio de venta de chocolates y quieres empezar a vender en grande con la ayuda de medios digitales. A tu mente empiezan a llegar una infinidad de buenas ideas para tu negocio: te imaginas tu publicidad con fotografías profesionales, los paquetes y promociones para días especiales, una página interactiva donde se puedan personalizar los pedidos, etc.
Todas son excelentes ideas, pero si lo que quieres es empezar a vender en línea, lo primero y más importante es que tu plataforma de pago funcione. Sin una plataforma de pago funcional, ni la mejor publicidad va a aumentar tus ventas. Una vez que hayas resuelto eso, ahora sí puedes ver cómo aumentar tus ventas, pero siempre sobre bases sólidas que ya supiste crear.
Ejecutar exitosamente significa eso, ir concentrándote en los elementos correctos que te van a hacer crecer de manera más rápida en tu camino al éxito (al que sabemos que vas a llegar eventualmente). Esto es especialmente importante para los emprendimientos jóvenes que cuentan con recursos limitados para maniobrar.
Tener prioridades muy claras
Cada que tengas una buena idea de negocio, vale la pena hacerse unas cuantas preguntas:
- ¿Cuáles son los elementos centrales sin los cuáles mi idea no funciona?
- ¿Qué puedo hacer ahora que genere valor para mi empresa o mis clientes?
Y cada que tengas una respuesta a las preguntas anteriores, vale la pena ponerlas a prueba con estas preguntas:
- Una vez que acabe este paso, qué habrá mejorado para mi empresa y para mis clientes?
- Entre todas las posibles acciones, es ésta la que le da mayor valor a mi idea en este preciso momento?
Repetirte estas preguntas como un proceso de pensamiento puede ayudar a establecer a prioridades muy claras que van a guiar tus acciones y a tu empresa hacia el éxito.
Algo que funciona es tener herramientas como estas (u otras herramientas para obtener insights de negocios como el Lean Canvas) pegadas en la pared de tu área de trabajo o como fondo de pantalla en tu computadora. Lo importante es que tengas bien presente el valor que genera cada acción y que tengas un método para priorizar tus acciones.
Un proceso dinámico y constante
Esto no quiere decir que el único método correcto es tener visible tus prioridades e ir poco a poco cumpliéndolas. Ejecutar de manera correcta una idea puede llegar a significar cambiar la idea original para adaptarla a la respuesta que obtuviste, lo cual implica cambiar el mismo orden de prioridades que tenías.
Digamos que empiezas un servicio de recolección de basura para empresas: tienes tu lista de prioridades que incluye tener buenas rutas de recolección y camiones con la suficiente capacidad. En un análisis inicial, dejaste para más adelante el desarrollo de la marca y los elementos visuales: tiene lógica, lo importante es que el servicio sea de calidad. De repente, uno de tus clientes te comenta que requiere llenar varias fábricas con contenedores de basura y te hace un pequeño encargo de contenedores.
Hasta la fecha, tú te has concentrado en el negocio del servicio de recolección, pero la oportunidad y la respuesta del mercado te da la señal de que la venta de productos (en este caso los contenedores) pueden ser un gran negocio en sí mismo, especialmente porque ya tienes un pedido y la puerta abierta para más. Ahí toca decidir si vale la pena una actualización de las prioridades de la empresa.
Hasta la fecha, tú comprabas contenedores genéricos, pero dar el salto a producir contenedores y usarlos para impulsar una marca puede ser, en ese preciso momento, una mayor oportunidad de crecimiento que continuar afinando las rutas y el servicio. Es algo que implica un gran cambio, pero muchas veces tomar oportunidades como esa (y echarles toda la leña para que prendan) son los puntos claves que pueden detonar un negocio. Lo importante es tener clara la pregunta: ¿en este momento, qué acción me daría el mayor retorno posible?