“Menos es más” es una frase acuñada por Mies van der Rohe para referirse a que, en la arquitectura, el exceso de detalles evita que brille la verdadera esencia de las cosas. Adornar menos permite apreciar más.
Pero no, no hablaremos de arquitectura o diseño. Lo mencionamos porque, al intentar entrar a un mercado tecnológico, debemos tener una buena estrategia que nos permita competir contra los gigantes del mercado o bien entender muy bien como potencializar el marketing en tus redes sociales. El “menos es más” nos ayuda con esto.
Anteriormente, hablando del producto mínimo viable (MVP), habíamos dicho que hay que centrarnos en un solo elemento central, dejar de lado todo lo demás y desarrollarlo de manera que podamos comunicarlo eficientemente.
Esta lección es parecida, solo que se centra en entender cómo podemos resaltar en un mercado lleno de competidores grandes. La clave está en centrarnos en mejorar un solo elemento y en hacerlo más fácil.
¿Qué entendemos por hacer algo más fácil?
Tal vez esto sea lo más importante. Mejorar algo puede significar una infinidad de cosas según nuestra materia, lo importante es escoger una y poner todo nuestra atención en esto.
“Fácil puede significar más veloz, puede significar más obvio. Fácil puede significar un montón de cosas. Lo que me gusta de hacer algo más fácil es que tomas un problema existente, lo estudias hasta que se vuelve sencillo, retiras todo lo que lo hacía borroso y cuidadosamente pules lo que queda”. Así lo describe Jason Friend, fundador de Basecamp, una empresa tecnológica que simplifica el trabajo en equipo (mercado que, por cierto, está sumamente competido).
Al final, la gente evalúa los productos tecnológicos por su experiencia personal, que muchas veces está determinadas por cosas tan sencillas como que “tardó mucho en cargarse”, “no entendí dónde debía picarle”, etc.
Tratar de hacer tu producto o servicio lo más completo posible solo te aleja de las necesidades simples y fundamentales. Un simple botón más grande o un código de colores pueden llegar a ayudar más que la integración con otras plataformas, por ejemplo.
Casos de estudio: Google y redes sociales
El ejemplo clásico de esto es el de Google como página universal de búsqueda. Si vemos a la competencia de su época, AltaVista, podremos ver que la simplicidad fue el elemento que Google intentó resaltar: quitar distracciones y dejar solo la barra de búsqueda y los resultados permitieron a Google llegar a ser el gigante que es.
Hoy en día, por más que otros gigantes como Bing (Microsoft) y Yahoo tengan servicios excelentes, la simplicidad que está implícita en el proceso de Google hacen que siga siendo el preferido. Tener la información del clima, las noticias o los resultados deportivos de la semana está muy bien, pero cuando se trata de buscar algo, menos es más.
Otro ejemplo es el del progresivo cambio de las redes sociales. Desde que Facebook inauguró el mercado de las redes sociales a gran escala, otras empresas han intentado entrar haciendo más fácil el deseo de expresarse y de formar parte de redes de contenido que te interesa.
Primero fue Twitter, que sabía que lo que estaba en el fondo de esa actividad era la posibilidad de comunicar una idea y de recibir repuesta rápida o retroalimentación. Por eso twitter es muy veloz: cada 5 segundos te ofrece leer nuevos tweets. Como las publicaciones deben ser cortas, siempre hay contenido nuevo y, al seguir lo que te interesa, siempre tienes la retroalimentación que te gusta.
Luego llegaron Instagram y TikTok, que buscaron facilitar la expresión y la creación y consumo de contenido basado en lo visual. ¿Quiere ver videos graciosos o imágenes artísticas? Solo abre la página y ahí están, ocupando casi toda la pantalla, uno tras otro, ad infinitum.
Para estas empresas, entrar en el mercado que Facebook dominaba desde hace años (y que cada vez está más dividido), no fue sencillo. No lo lograron desarrollando toda una serie de complementos exitosos, sino centrándose en lo suyo.
¿Y qué pasó cuando Google intentó entrar al mercado con Google+? Ofrecía lo mismo que Facebook, pero integrado con sus herramientas. Muchas herramientas útiles, pero nada en particular, nada nuevo o que hiciera más fácil algún elemento de las redes. Por más que se le inyectó dinero durante muchos años, eventualmente el proyecto se abandonó.
Menos es más. En el mercado que quiero atacar, ¿cuál es la verdadera esencia de la actividad que ahí se realiza? ¿cómo puedo centrarme en ella? ¿cómo puedo hacerla más fácil para la gente? Estas son las preguntas claves para no morir intentando recrear a Google, Facebook, Microsoft, Uber o a otros gigantes.
No todo ha sido desarrollado y aún hay muchas nuevas formas de facilitar las que cosas que se pueden intentar.
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